Julia es periodista, hábil con la pluma y las palabras, pero algo desastre en las cuestiones del amor. Se vuelve tan ciega, que tiende a tomar malas decisiones. Por ejemplo: caer rendida ante Fran, el más atractivo y prepotente de sus colegas, fue una pésima idea. Liarse con Carlos no estuvo tan mal, teniendo en cuenta que con él volvió a sentirse sexi y atractiva. Y enamorarse de Lucas, ese loco emprendedor que la persiguió hasta seducirla, fue lo mejor que le ha pasado en toda su vida. Sin embargo, todo se fastidió cuando, llegado el momento de la verdad, tomó la decisión de dejarlo marchar. Y ahora que ha regresado ¿cómo puede mirarle a los ojos sin arrepentirse una y mil veces?
El mundo está cambiando y nadie podrá impedirlo. Una sociedad se resiste al fin de una época. Una mujer busca su propio destino.
Algunas novelas tienen el poder de reflejar la vida en todo su esplendor, trasladarnos a una época prodigiosa, captar el instante preciso en el que todo estaba a punto de cambiar. Esta es una de esas novelas.
Micaela es una joven maestra que llega a Comillas, uno de los pueblos más elegantes de la costa cántabra, en el verano de 1883. Allí conoce a Héctor Balboa, un indiano que acaba de regresar de Cuba tras amasar una gran fortuna y está construyendo una escuela para los hijos -y no las hijas- de los aldeanos. Micaela empieza entonces su batalla para que también las niñas puedan recibir la educación que merecen y necesitan, al tiempo que entre ella y Héctor va surgiendo una atracción capaz de derribar todas las barreras.
Ambientada a finales del siglo XIX, en un momento histórico decisivo y lleno de contrastes, Un destino propio nos habla de aquellas primeras mujeres valientes que se atrevieron a alzar la voz contra una sociedad que se negaba a escucharlas.
We use cookies to give you the best online experience. Please let us know if you agree to all of these cookies. To learn more view privacy and cookies policy.