Esta es la historia de cómo Keith Rainiere, el falso gurú de la autoayuda, sedujo a las élites mexicanas y debió gran parte de su éxito a que éstas se involucraron e impulsaron su proyecto.
Entre mayo y junio de 2019, se juzgó en Nueva York al falso gurú de la autoayuda, Keith Raniere, por un cúmulo de delitos que incluyen lavado de dinero, esclavitud sexual, extorsión, entre otros. Raniere aseguró por años ante sus fieles ser el hombre más inteligente y ético del mundo, aunque nunca demostró ninguno de estos dos atributos. Lo que sí probó es su gran capacidad de manipulación, así como una inteligencia feroz para construir una red criminal de increíble éxito económico a través de NXIVM, su empresa de cursos de autoayuda. Detrás de él hubo un grupo de personas que lo apoyaron, y dentro de esta estructura buena parte eran mexicanos. Entre ellos se encontraban el hijo de un expresidente y la hija de un gran empresario de medios de México.
¿Por qué? En esta excelente investigación, Juan Alberto Vázquez se adentra en las historias de los personajes involucrados y muestra las razones, los intereses y las formas en que la telaraña se fue construyendo en torno a la locura de este supuesto líder, que terminó siendo un estafador y sobre todo un depredador sexual.
Éste es el relato de cómo un proyecto transexenal fracasó mientras el país se hundió en una violenta espiral.
En este libro resulta claro que 1994 NO HA TERMINADO. Desde la historiografía y el periodismo siempre han surgido ángulos insospechados que lo confirman como el año que definió el rumbo actual del país. Y ésta no es la excepción. En una crónica donde se entre - tejen testimonios de los protagonistas de aquella época con revelaciones de personajes que han “perdido el miedo de hablar”, Raymundo Riva Palacio analiza uno de los hitos de la transición a la democracia mexicana: el discurso que Luis Donaldo Colosio pronunció frente a la militancia priista el 6 de marzo de 1994 en el Monumento a la Revolución.
¿Qué pasó aquel día del ya célebre “yo veo un México con hambre y con sed de justicia”? Muchos se apresuraron a decir que en aquel acto el candidato mandó una señal de ruptura y al mismo tiempo firmó su sentencia de muerte.Sin embargo, Riva Palacio se propone echar abajo ese mito y situar a Colosio como político y delfín de Salinas, mostrando la afinidad de sus proyectos. En medio de una extensa discusión pública, a lo largo de los años pocos se han preguntado: ¿Quién ganó en realidad con el crimen? ¿Por qué aquellos a los que Salinas llamó la “nomenklatu - ra” no le disputaron la sucesión? ¿Por qué, si fue un asesinato desde el interior del partido para afectar el programa salinista, el sistema no se modificó? A fin de cuentas, la verdad dejó de ser importante. La historia popular elevó a mito la figura de Colosio e identificó como villano a su arquitecto.