Había un vez un gato. Pero un gato tan chiquito, que no se sabía qué nombre ponerle. Como ningún nombre era lo suficientemente chiquito para él, le pusieron Gatico-Gatico. Esta historia, al estilo de las fábulas, tiene una moraleja: hay que pensar antes de hablar para escoger siempre la palabra justa. Al finalizar este libro, el oyente comprenderá la hazaña que inspiró a Botero para crear la escultura en los Campos Elíseos de París.
Grabado en español neutro (América Latina).