¡Hola! Soy Rocío, administradora del blog La Cueva de Xana. En él puedes pasar un buen rato leyendo reseñas de libros, trucos de belleza y cocina. También hago retos superdivertidos que te van a encantar. El más popular es «A la caza de un imposible», en el cual mi amiga y colaboradora Guaxa me propone un desafío para que todos los que me seguís podáis reíros de mí.
Y ahí es donde empieza esta historia…
Aprovechando que estaba desempleada, me busqué un trabajo de un mes en Escocia. Y, cómo no, Guaxa no tardó en lanzarme el desafío de que me ligase a un highlander de escándalo mientras estuviera allí.
Con mucha ilusión por lo que me iba a encontrar y las aventuras que viviría, hice las maletas. Lo malo es que, cuando llegué, todo era muy diferente a lo que había pensado y el único hombre rematadamente guapo era un barbas muy gruñón al que no le gustaba nada de mí; ni mi piercing, ni mi camiseta, ni yo, en general. Pero no me importó. A mí tampoco me gustó nada de él. O, más bien, a mi cabeza no le gustó, porque mi corazón decidió ir por libre, metiéndome en un lío tremendo.
Robert Smith está decidido a dejar atrás su pasado como mercenario y emprender una nueva vida, pese a saber que, haga lo que haga, vaya donde vaya, su pasado le perseguirá. Para una persona que ha visto el mal cara a cara, que está acostumbrado a desconfiar de todo y de todos, no es fácil amoldarse a una vida normal y corriente. Por mucho que lo intente, por mucho que lo desee, siempre recelará de las personas, sobre todo de cualquier muestra de gratuita generosidad. Es por ese motivo que cuando la vecina de al lado se presenta en su apartamento dándole la bienvenida con un bizcocho, no puede menos que sospechar que pertenece a un grupo del crimen organizado. A partir de ese instante centrará todos sus esfuerzos en averiguar cuánto hay de verdad en la bondad de la muchacha, y cuánto de mentira. Pero al hacerlo no contará con los sentimientos que la gitanilla despertará en él.
Ni que deberá renunciar a ellos debido a un pasado que le está pisando los talones.