El largo brazo del Emperador Ogimachi se extiende mucho más allá del mundo terrenal, donde los restos de la guerra han dejado a samuráis sin señor errando por todo Japón en busca de lidiar con su deshonor. Shi, ninja del clan Yoru-no-ken, se enreda en una misión cuyo destino se halla entre dos mundos: con el rastro de un ronin que sirve al emperador en la sombra y una geisha que ansía escapar de su vida, Shi se sumerge en el siniestro mundo de los yokai.
Mientras nuestro protagonista disfruta de un café en el centro de la ciudad, sentado junto a la cristalera del bar, y ve constantemente pasar ríos de gente en una y otra dirección, se da cuenta de lo solo que se puede estar, aunque esté dentro de una gran multitud.De repente, entre la gente ve a alguien, a un viejo de unos setenta años en cuyo rostro cree leer la maldad. Corriendo, como movido por un impulso irrefrenable, sale del café y empieza a seguir al viej, al que persigue por callejuelas sin fin, hasta que llega a tenerlo frente a frente...