En pleno centro financiero de Londres, Arthur R. Thompson, un magnate de los negocios, muere víctima del certero disparo de un francotirador con un «modus operandi» que la policía reconoce de inmediato: un disparo al muslo, justo en la femoral, una muerte inevitable en un par de minutos. El inspector de Scotland Yard Daniel Ryman y su compañero, el sargento Martin Saunders, comprenden enseguida que se enfrentan al famoso asesino conocido como el Fantasma, igual que comprenden que nunca lo atraparán, pues el Fantasma lleva años matando gente dentro y fuera del Reino Unido y ningún policía ha sido capaz de descubrir nunca su identidad. A no demasiada distancia del lugar de los hechos, Kathleen Addams recoge sus cosas y huye. Ella es el Fantasma.